Por : Laura Sagarra*
Ante las diversas reacciones psicológicas se produce una modificación hormonal con las consecuencias a favor o en contra del organismo. Esas consecuencias se pueden ver a simple vista en un relativo corto o largo plazo. Pero el proceso ya está en marcha.
Cualquier elemento externo al individuo puede ser productor en éste de acciones psicológicas las que, dentro del amplio abanico compuesto por el fenómeno del estrés, pueden desencadenar “beneficios” o “perjuicios” en el marco de lo que entendemos como salud,(equilibrio entre cuerpo, mente, psiquis, en un individuo socialmente interactuante ).
Sin duda, ante la presencia de un trastorno mental, lo primero que debería hacerse es una investigación de la actividad neuro-endocrina, repitiendo dichos estudios cada seis meses aproximadamente a fin de apreciar las modificaciones que se produzcan como consecuencia de la “calidad de vida”.
Está indiscutiblemente probado que, ante una depresión de esas que mantienen al depresivo durante años en tratamientos psicológicos y con medicación psiquiátrica; una evaluación endocrina va a mostrar claramente los desajustes hormonales que afectan la psiquis y el organismo en general de la persona. Esta persona, ante la falta del tratamiento adecuado, queda a merced de toda clase de enfermedades oportunistas, además de quedar a merced de un sistema de salud igualmente oportunista, completamente desnaturalizado y volcado perversamente a lo económico.
Ante la evaluación neuro-endocrina y un adecuado tratamiento en este sentido, se pueden apreciar resultados muy favorables en cuestión de pocos días, por ejemplo en diez días o incluso en cuestión de horas según el caso. Resulta bastante común en la actualidad que inmediatamente a estos ajustes hormonales, el mismo individuo comienza a sentir (¿o darse cuenta?) de que ha sido reén de todo lo que he mencionado antes como sistema de salud. Que ha sido catalogado con patologías “de superficie” que enmascaran el problema de base. Que lo han explotado con tratamientos exclusivamente sintomáticos. Que le han hecho perder dinero, su tiempo y casi “hasta la vida”... sin pretender entrar en detalles de quienes SI han perdido la vida a causa de la MALA PRAXIS disfrazada de ortodoxia, ética y conocimiento profesional, entre otras tantas fachadas que nos hacen creer que ES lo que NO ES. Por ejemplo, el conocimiento que muestran muchos profesionales de la salud como que”ES conocimiento”, “NO ES tal cosa”, en realidad “ES IGNORANCIA, DESIDIA Y CLARO DESPRECIO por la persona quien ha confiado y puesto en sus manos su vida.
Dejar de ser “paciente” y “aprender a mirar” puede ser una de las claves para tomar la mayor distancia posible entre nosotros y los “curadores” aficionados a coleccionar seres humanos en instituciones psiquiátricas sospechosamente privadas. Instituciones en las que, mutual de por medio, convierten a las personas en el plato fuerte de una psicodélica “privación de la libertad con fines comerciales” , donde la mala praxis da rienda suelta a toda perversa experimentación encubriéndose tras supuestos saberes y utilizando el típico antifaz que muchas veces otorga la “legalidad”.
Queda claro entonces, que la “confusión mental de las personas y muchas enfermedades” son directamente proporcionales a varias y determinas “cuentas bancarias”.
Si se rescataran, aunque más no sea en parte, valores humanos tanto en la mente como en el cuerpo de aquellos que "tienen el poder de sanar”, seguro la depresión dejaría de ser un tren fantasma y la enfermedad en general dejaría de ser un perverso negocio.
* Psicòloga Social
